Historia de terror

Eran casi las 10 de la noche de un día de invierno, en la playa, escuchando música, muy oscuro, solo ves las luces de las farolas del paseo al fondo. De repente oyes un ruido por encima de la música, no sabes qué fue ni de dónde vino, solo que fue cerca de ti. Te extraña pero sigues paseando como si nada. A los pocos metros, otra vez ese ruido, otra vez igual que antes, no sabes qué es ni de dónde viene pero sabes que más está cerca de ti que antes, sigues caminando pero inquieto. Un poco más adelante ves una roca, como estás un poco cansado de caminar te sientas en ella, la sientes algo blanda pero supones que es que hay arena encima de ella. Mientras descansas, más tranquilo porque no oíste más ese ruido, de repente, un escalofrío te recorre el cuerpo, una mano te roza el tobillo y pegas un salto y gritas del susto. Durante unos instantes, no entiendes nada, entonces, decides coger el móvil y encender la linterna para ver que hay ahí. En ese momento, te percatas de que la mano sale de la roca. Extrañado y muy asustado, enfocas la roca y ves que resultó no serlo, en ves de una roca ves una manta gruesa. Con cuidado y muy asustado, decides quitar la manta para ver lo que a estas alturas sospechas que es. La quitas y ves que lo que creías una roca, era una persona, parecía un adulto muy robusto, con marcas de cuchillos en el cuello. Te asustas muchísimo ya que te das cuenta de que llevabas 15 minutos sentado encima de un cadáver. En ese momento, todo te empieza a encajar, los ruidos de antes venían de esa persona, seguramente gritando por su vida, el problema, ¿quién le asesinó? Sin dar más vueltas a eso, coges el móvil y llamas a la policía pero, justo entonces, algo frío te toca la nuca, sientes que le gotea algo, la policía coge el teléfono, pero tú no hablas, inmóvil, sin saber que está pasando, entonces, la persona detrás del frío objeto te habla, confirmándote que mató a la persona que viste y que serás el siguiente, ya que sabes demasiado. La policía te pregunta si estás ahí, ya que no les contestaste, sabes que no puedes decir nada porque sino te degüella. Al final cuelgan, se hace el silencio, el asesino se ríe, regocijándose en tu mala suerte. Te das cuenta de que no tienes escapatoria, entonces, justo antes de gritar para que al menos alguien sepa donde está el asesino, este pone fin a tu vida, como si hubiera previsto tu plan.

 Autoría: Daniel Bernardo Jover. Voluntario de A.J Abierto Hasta el Amanecer. (No participa en el concurso).

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